jueves, 26 de febrero de 2009

Mare Nostrum

Hoy he aprovechado la hora de comer para dar un paseo por la playa. En la Barceloneta, unos chicos habían puesto un mantel y disfrutaban de un improvisado pic nic sobre la arena.

Desde la oficina veía a la gente disfrutar del ambiente marítimo. La playa en invierno tiene algo especial, como de recogimiento.

Por un momento pensé que era curioso: no he nacido ni me he criado cerca del mar, pero ya he creado un vínculo especial, algo que hace que ese mar sea también un poquito mío.

Los romanos sabían lo que decían.

4 comentarios:

Conxa dijo...

Y tanto que sabían lo que decían!!!

El mar,cuando no está plagado de bañistas,tiene un gran poder de seducción.

Tanhäuser dijo...

Claro. Ese mar tiene algo distinto a los otros mares. No sé si es el color, si el cielo o si es su aroma, pero tiene algo especial.
Besos

Silgo dijo...

El mar es cautivador. A lo largo de los años ha significado el más allá, la extension infinita, la inmensidad. Con el tiempo ha sido también la nueva frontera, el vacío a cruzar para llegar a las tierras de aventura.

Aún esos sentimientos perviven de alguna manera en nosotros. La simple visión del horizonte sin límite nos evoca esa magnificencia tan especial.

Pero son más cosas. Su sonido, su movimiento perpetuo, el olor... Es un mundo en sí que puede acariciarnos o golpearnos con todo lo que evoca.

¿Se nota que me encanta el mar?

Un abrazo.

Ana dijo...

El mar es una de las tres cosas que más consigue relajarme. Las otras dos son un buen masaje y que me laven y sequen el pelo en la peluquería jejeje
El mar es el único lugar de la ciudad donde es posible contemplar el horizonte, y eso es maravilloso.
Besitos