jueves, 2 de julio de 2009

a pesar de los pesares

Hoy vais a tener que leer un rollo psicológico porque necesito ver plasmado un torrente de ideas que se me pasan por la cabeza.

Una vez no hace mucho, recuerdo que me prometí no afectarme por la opinión de otras personas que, además, no se lo merecen demasiado. Lo que pasa es que, como siempre, hablo mucho y actúo poco. O creo que actúo poco.

Soy consciente de que mi vara de medir es rígida sobre todo cuando me mide a mí, y mucho más flexible con los demás. En principio esto podría parecer un gesto de generosidad desinteresada, ya que por defecto la gente hace lo contrario. Falso: No es una virtud. Es un arma peligrosa contra la persona que más se debe amar: uno mismo.

No sé si os habéis sentido así alguna vez....

6 comentarios:

Tanhäuser dijo...

Demasiadas veces, querida mía. Y se pasa mal, ¿verdad?
Besos

Carlos dijo...

totalmente. Todos los días, pero como dices, no merece la pena amargarse por gente que tampoco merece la pena.
besos

Silgo dijo...

A veces dudo si la autoindulgencia se puede aprender o si es necesario tener la capacidad innata para ejercitarla.

Si te sirve de consuelo, he oído historias de gente que poco a poco, conforme la vida les da experiencia, van adquiriendo el don.

Anónimo dijo...

Os aseguro que se puede aprender.Y la autoestima se puede mejorar.De todas formas no está demás escuchar a los demás...pero la dueña de tu vida eres tú.Y tú eres única e irrepetible.!!!

lumike dijo...

Tienes mucha razón, duele, y es así aunque las otras personas ni se lo merezcan ni estarían a la altura si se diera el caso.
Pero piensa que no se puede contentar a todo el mundo siempre, acabarías fatal! Al final a la única persona que debes rendir cuentas es a tí misma, lo que ya es decir, porque seguro que eres quien más exige. Pensar así no cura, pero sí alivia bastante.

esto es nuevo para mi dijo...

GGGracias...