viernes, 4 de julio de 2008

Extraños en el tren

Ayer fue uno de los días más raros de mi vida.

Me subí a Renfe, como cada día, y me encontré por casualidad con una compañera de trabajo. Al verme con un libro en la mano, me preguntó de qué iba. "De la Guerra Civil" contesté (es el penúltimo libro que ha sacado Paul Preston) no sé como empecé a contarle que estaba leyendo la huelga general de los mineros de Asturias, y que "la Pasionaria" había sido una de las representantes de este colectivo en la Segunda República. "Ah, pensaba que era vasca" contesta mi compañera. Y el señor que estaba sentado a nuestro lado, que no conocíamos de nada, comienza a contarnos que su abuela había luchado junto a La Pasionaria en la Guerra Civil.

Mi amiga y yo nos quedamos a cuadros. Pero ahí no acaba la cosa. Esa misma tarde, primero en el metro y luego en el tren, varios extraños intervinieron en nuestra conversación.

Ella insiste en que es la primera vez que le pasa, a mí sin embargo, me sucede continuamente.

A veces me pregunto si mi acentazo andaluz tiene que ver algo... Mis compañeros de trabajo juran y perjuran que sí.


En fin, cualquier anécdota es bien recibida

3 comentarios:

Tanhäuser dijo...

Pues fíjate que me alegro de que pasen esas cosas. ¿No te da la impresión de que cada vez vamos más ensimismados?
Abrazos

Silgo dijo...

Hola, Dorothy!

Disfutar de la vida consiste en apreciar estas pequeñas cosas.

Ana dijo...

Pues eso significa que tienes un don para la comunicación, ya que invitas sin querer a otros a comunicarse contigo, que les interesa lo que dices. Si a tu amiga no le pasa y a ti si pues...no será solo el acento sino también lo que cuentas que les incita a soltarse xDD A mi me parece algo muy bueno.
Un besiño