Esta hiperactividad bloggera se debe, sobre todo, a que comentarios de otras personas me traen recuerdos, y éstos a su vez se van enganchando con otros...total, que de ese batiburrillo monumental intento extraer dos o tres ideas para compartir.
En este caso, viene a colación de la serie ELI STONE y de lo que somos frente a lo que nos hubiera gustado ser. Si bien es cierto que podemos tener miedos en un momento dado para llevar a cabo nuestros sueños y ello nos puede frustar, es también muy cierto que debemos intentar apreciar todo aquello que hemos conseguido, porque la mayoría de las ocasiones no se trata de casualidad, sino de hacer que las circunstancias y personas sean favorables a nuestros propósitos.
Veréis. Tengo una enfermedad denominada insatisfacción crónica que me impide disfrutar de lo que he conseguido a lo largo de la vida. Esa enfermedad, que como tal no encontraréis en ningún libro de medicina, me ha impedido disfrutar las cosas tal y como vienen. Siempre se podía trabajar un poco más. Siempre se podía obtener más reconocimiento. Si no sabía tres idiomas, envidiaba a los que los sabían. Si los aprendía, pensaba que "no era tan difícil" y mis miras se situaban en un nuevo objetivo.
Esta situación, si alguno habéis pasado por ella, desemboca irremediablemente en un vacío emocional, que no se llena con nada, puesto que nada es lo suficientemente bueno para que se llene.
Mi sueño, como decía en mis intereses personales, es estar bien conmigo y los que me rodean. Puede sonar simple, pero es que cada día que pasa creo más firmemente en que es la única forma de llegar a la felicidad.
Y otro sueño inconfesable... Cantar en un coro de Gospel. Pero eso es otra historia...